Alojamiento e integración

Durante mis primeros meses en Berlín, viví en un estudio situado en el barrio de Kreuzberg, muy cerca del antiguo aeropuerto de Tempelhof. Esta ubicación me permitió disfrutar de una zona muy viva y multicultural, con fácil acceso al centro y con muchos espacios verdes para desconectar, como el parque de Tempelhofer Feld. Vivir solo en un estudio me dio independencia y tranquilidad para adaptarme al nuevo entorno.

Después de que se terminara el contrato de alquiler del estudio, me mudé a una casa compartida en Spandau, un barrio más alejado del centro de Berlín, que tiene un ambiente más tranquilo y natural. Allí comparto casa con otras personas, lo que ha cambiado la dinámica de mi día a día. Spandau, aunque más retirado, es muy bonito, con calles tranquilas y acceso a un lago cercano donde se puede pasear y desconectar del ritmo de la ciudad. Esta combinación entre las dos etapas de alojamiento ha sido muy enriquecedora y me ha permitido experimentar distintos estilos de vida dentro de una misma ciudad.

Berlín es una ciudad enorme y diversa, lo que a veces implica que desplazarse requiere tiempo y organización. Al principio me costó adaptarme a las largas distancias y al uso casi obligatorio del transporte público, especialmente del metro. Sin embargo, con el paso de los días, ir entendiendo cómo funciona la ciudad me ayudó a moverme con más soltura y a sentirla menos lejana.

Formación profesional

Mi práctica Erasmus se desarrolló en Dirty Roots, una empresa berlinesa que vende accesorios para plantas con un enfoque divertido, atrevido y lleno de pasión por el mundo vegetal. La filosofía de la empresa se aleja del estilo tradicional y propone una forma más creativa y fresca de conectar con las plantas.

Trabajé junto a un equipo pequeño de dos personas, centrado en mejorar y probar nuevas funcionalidades para la página web de la empresa. Al inicio, exploramos la posibilidad de migrar la web actual a WordPress para aprovechar ciertas ventajas de esa plataforma. Sin embargo, al analizarlo en profundidad, vimos que las comisiones y costes asociados serían más altos de lo previsto, por lo que decidimos mantener la página existente.

A partir de ahí, nos enfocamos en mejorar el sitio actual: optimizamos la tienda online y añadimos nuevas funciones en la zona de miembros suscriptores, mejorando la experiencia de los usuarios que pagan una suscripción mensual. Esta parte del trabajo fue especialmente interesante porque combinaba aspectos técnicos con decisiones estratégicas relacionadas con el modelo de negocio digital.

En esta experiencia pude aplicar mis conocimientos en desarrollo web y también ampliar mis habilidades con nuevas herramientas y formas de trabajo. Participé activamente en reuniones para definir qué funciones se necesitaban, probé soluciones, resolví errores y propuse mejoras. El hecho de que se tratara de una web activa con usuarios reales me dio una visión más realista del trabajo, en la que no solo importa que el código funcione, sino también que sea estable, eficiente y fácil de usar.

Una de las cosas que más valoro es haber tenido libertad para proponer ideas y resolver problemas de forma autónoma. También fue muy enriquecedor trabajar en un entorno internacional donde el inglés era la lengua principal, ya que eso me permitió mejorar mi capacidad de comunicarme en un contexto profesional.

Desarrollo de competencias

Gracias a esta experiencia he desarrollado competencias tanto técnicas como personales. A nivel técnico, he mejorado mi capacidad para escribir código limpio, documentado y escalable. También aprendí a pensar de forma más estructurada al enfrentarme a problemas complejos y a planificar mejor mi trabajo, ajustándome a los plazos del equipo.

Por otro lado, vivir en una ciudad como Berlín me obligó a salir de mi zona de confort. Desde orientarme en un entorno completamente nuevo hasta organizar mis días sin el apoyo directo de mi familia o amigos de siempre, todo ha contribuido a fortalecer mi autonomía. Me he vuelto más resolutivo, más abierto a nuevas formas de hacer las cosas y más confiado en mis propias decisiones.

Además, mi nivel de inglés ha mejorado notablemente, tanto en lo cotidiano como en el ámbito profesional. El hecho de tener que hablar en inglés a diario, tanto en el trabajo como en contextos sociales, ha sido clave en ese progreso.

Experiencia personal

Más allá del trabajo, Berlín me ha ofrecido mucho. Es una ciudad vibrante, con historia, arte, cultura y espacios verdes por todos lados. Durante los fines de semana aproveché para hacer turismo: visité lugares emblemáticos como la Puerta de Brandeburgo, el Muro de Berlín, el monumento al Holocausto, el Reichstag, la Isla de los Museos y el animado barrio de Kreuzberg. Cada rincón tiene una historia, y caminar por las calles de Berlín es como recorrer un museo al aire libre.

También conocí a un grupo de españoles que estaban haciendo su Erasmus en la ciudad. Compartir tiempo con ellos me dio un respiro en el que podía relajarme y sentirme como en casa. Esta mezcla entre lo nuevo y lo familiar hizo que la experiencia fuera equilibrada y enriquecedora.

Una de las cosas que más me ha gustado de la vida en Berlín es la sensación de libertad: cada persona vive a su manera, y eso se respira en las calles, en los barrios, en los cafés. Es una ciudad que acoge sin pedir explicaciones.

Además, he podido disfrutar de una de las facetas más características de Berlín: su vida nocturna. He salido varias veces a clubes de música tecno, una parte muy representativa de la cultura joven berlinesa. Algunos de los clubes que más me han marcado han sido Tresor, Ost, Lokschuppen y Aeden. Cada uno con su estilo, ambiente y energía única. Estas salidas no solo han sido una forma de ocio, sino también una vía para entender mejor el espíritu libre y creativo que define a la ciudad.

Lo que cambiaría y  consejos para futuros Erasmus

Si tuviera que señalar algo que no me ha convencido del todo, sería la extensión de la ciudad. A veces todo queda lejos y se necesita planificar bien los tiempos. Esto puede ser un poco agobiante al principio, especialmente si vienes de una ciudad más pequeña. Pero con el tiempo, uno se adapta y aprende a sacarle partido al sistema de transporte, que, por otro lado, es bastante eficiente.

Mi consejo para quienes estén por empezar una experiencia Erasmus es simple: no te agobies por tener todo bajo control desde el principio. Las cosas se van ordenando poco a poco, y es normal sentirse un poco perdido al inicio. Lo importante es estar abierto, tener curiosidad y no tener miedo de preguntar o equivocarse.

También animaría a futuros estudiantes a implicarse, tanto en el trabajo como en la vida social. Esta experiencia no es solo profesional, es también humana. Y lo que uno se lleva al final va mucho más allá del currículum.

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